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Sueño y descanso en artritis reumatoide

Según diversos estudios, un 70%-80% de las personas con artritis reumatoide presentan alteraciones del sueño. Mientras que la prevalencia de la enfermedad es mayor en mujeres que en hombres, las alteraciones del sueño se dan en ambos sexos por igual.

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La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune, multisistémica y crónica cuyo órgano diana es la membrana sinovial de las articulaciones. En España, se ha estimado que su prevalencia es del 0.5% afectando a tres mujeres por cada hombre.

 

Además del aspecto físico, la AR afecta a nivel cognitivo y emocional desde el momento en que se recibe el diagnóstico. El paciente se ve enfrentado a diferentes procesos asociados que en algunos casos pueden dificultar el desarrollo de algunas actividades de la vida diaria como el cuidado personal, la incapacidad para realizar el trabajo habitual y otras funciones básicas como el descanso físico y el sueño.

 

Según diversos estudios, un 70%-80% de las personas con artritis reumatoide presentan alteraciones del sueño. Mientras que la prevalencia de la enfermedad es mayor en mujeres que en hombres, las alteraciones del sueño se dan en ambos sexos por igual.

Los trastornos del sueño pueden ir desde la dificultad para conciliarlo hasta el despertar precoz o la fatiga al levantarse por la mañana y no sentir que se ha tenido un sueño reparador. Dichas alteraciones del sueño pueden darse en todas las fases del mismo y arrastran consecuencias trascendentes en la calidad de vida de este colectivo además de problemas psicológicos y deterioro cognitivo, entre otros.

 

Se han estudiado diferentes mecanismos implicados en las alteraciones del sueño y descanso en la artritis reumatoide. Algunos autores argumentan que el estrés es una de las variables que interviene más significativamente en la calidad del sueño.

 

>Otra variable importante a considerar es el dolor y la inflamación ocasionados por un escaso control de la enfermedad. Esto sucede tanto en las fases iniciales, es decir, personasrecientemente diagnosticados que inician la medicación, como en las que estando controladas presentan un brote de la enfermedad.

 

Durante estos brotes se elevan de forma mantenida citocinas proinflamatorias como TNF-alfa y la IL 6, las cuales tienen un pico nocturno como contrarrespuesta a niveles de cortisol (hormona esteroidea producida por la glándula suprarrenal en respuesta al estrés), produciéndose un círculo vicioso entre dolor-inflamación-insomnio-dolor. Muchas de las terapias existentes tratan de frenar esta cascada de citocinas. Son varios los estudios que han demostrado que en pacientes con artritis reumatoide la actividad de la enfermedad, las alteraciones del sueño, los mediadores de la inflamación, el dolor y también los factores psicológicos están relacionados unos con otros, por lo que un tratamiento apropiado para el control de la actividad de la enfermedad y del dolor pueden mejorar las alteraciones del sueño y a su vez pueden aliviar los síntomas diurnos como la fatiga y la rigidez. No debemos olvidar que al dolor ocasionado por la enfermedad hay que añadir la incertidumbre, preocupación y ansiedad que ocasiona el diagnóstico reciente de una enfermedad.

 

También debemos saber que algunos fármacos administrados de forma muy frecuente en la artritis reumatoide pueden dar lugar a insomnio. Es el caso de los corticoides usados en las fases iniciales de la enfermedad cuya toma se aconseja en dosis única matutina siempre que sea posible. Otros fármacos implicados son los modificadores de la enfermedad. El tratamiento de la artritis reumatoide siempre debe hacerse de forma individualizada y por un profesional sanitario especialista en enfermedades reumáticas.

 

Recomendaciones para mantener una buena higiene del sueño:

  • Dormir unas 8-9 horas diarias intentando mantener unas rutinas tratando de acostarse siempre a la misma hora.
  • Pequeña siesta de 30 minutos. Si dura más de una hora puede resultar contraproducente.
  • Cenar al menos dos horas antes de acostarse y no de forma copiosa.
  • Evitar el uso de pantallas digitales durante al menos dos horas antes de irse a la cama
  • Procurar una habitación tranquila, bien ventilada y en ausencia de ruidos.
  • Evitar el consumo de sustancias que pueden resultar excitantes tales como teína, cafeína, tabaco.
  • Realizar ejercicio físico de forma regular. Los ejercicios físicos aeróbicos, la natación y el pilates son muy recomendados.
  • Puede resultar útil usar un diario antes de ir a la cama. Anotar las preocupaciones y al lado de cada una apuntar posibles soluciones para hacerles frente. De esta forma se evita estar toda la noche pensando en ellas.
  • En algunas ocasiones y siempre bajo supervisión médica es necesario recurrir a tratamiento farmacológico.

 

Podemos concluir que un sueño de calidad mejora considerablemente la vida de la persona que convive con artritis reumatoide.

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