La palabra inflamación proviene del latín, inflammare, y significa encender el fuego. La inflamación es un proceso fisiológico del organismo que se produce como respuesta a un estímulo dañino, como una infección, un traumatismo o una lesión. Este proceso es producido por la activación del sistema inmunológico, lo que ayuda al cuerpo a responder a la agresión, normalizándose una vez que el estímulo desencadenante ha sido resuelto. En la artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones, se produce una inflamación mantenida en las articulaciones que aumenta progresivamente y destruye las estructuras normales.
Fases de la inflamación
En la primera fase de activación tras una agresión, se produce una vasodilatación capilar y la liberación de sustancias que aumentan el número de células en el lugar de la lesión, lo que produce la tumefacción, el calor y el rubor característicos de la inflamación. Las sustancias liberadas tienen un efecto sobre los receptores del dolor (nociceptores) activándolos para alertar de la lesión. Además, como consecuencia de todo lo anterior, se produce una impotencia funcional que contribuye a mejorar el proceso de curación.
Una vez resuelto el desencadenante de la lesión el proceso inflamatorio se autorregula mediante la liberación de sustancias que inhiben la activación celular y termina la inflamación. Ese es el proceso normal de la inflamación aguda.
Qué sucede si la inflamación no se controla
Si no se produce un autocontrol, se mantiene una inflamación crónica que tiene un poder destructivo muy potente, las sustancias relacionadas con la inflamación degradan las estructuras normales y producen daño irreversible. En la práctica, se pueden observar las consecuencias de la inflamación crónica en forma de erosiones óseas, destrucción del cartílago y disminución del espacio articular, así como el daño de los tendones que terminan en roturas en algunos casos.
Relación entre la inflamación y el dolor
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones. Esto significa que existe un aumento de sustancias pro-inflamatorias y de células del sistema inmunológico en las articulaciones produciendo rubor, calor, dolor, tumefacción e impotencia funcional. Sin embargo, y pese a la relación que hay entre la inflamación y el dolor, no siempre el dolor que presenta el paciente es debido a inflamación.
Cómo podemos disminuir la inflación en la artritis reumatoide
El tratamiento de la artritis reumatoide debe ser temprano y dirigido con el objetivo de eliminar la inflamación. Para ello se utilizan fármacos que controlen el proceso de inflamación o el sistema inmunológico. Es importante entender que el dolor que presenta el paciente no siempre es debido a la inflamación.
En resumen, la inflamación es un proceso fisiológico del organismo para responder a una agresión a través del sistema inmunológico. El proceso inflamatorio normal se autorregula una vez desaparece el desencadenante, pero en enfermedades como la artritis reumatoide, esta autorregulación se pierde y la inflamación daña los tejidos. El tratamiento temprano es fundamental para evitar daños irreversibles y mejorar la calidad de vida del paciente.
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Referencias:
Netea M, Balkwill F, Chonchol M, et al. A guiding map for inflammation. Nature immunology 2017;18, 826-31.