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La fatiga en personas con artritis reumatoide

La fatiga en la artritis reumatoide es un síntoma complejo que puede tener un impacto negativo significativo en la calidad de vida. Incluye sensaciones de cansancio, malestar físico y emocional, descuido personal y de las tareas cotidianas, falta de satisfacción personal, estrés y percepción de mal control de la enfermedad.


Descubre más sobre este tema en nuestro podcast con la Dra. Ana Milena Millán, reumatóloga del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.

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La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones, provocando dolor, inflamación y rigidez. Además, la fatiga es un síntoma frecuente en las personas con AR, y puede tener un impacto negativo en la calidad de vida. En este artículo, exploraremos las causas de la fatiga en la AR, su evaluación y tratamiento.

Causas de la fatiga en la AR

Hay muchas razones por las que una persona con AR puede experimentar fatiga. Las causas principales incluyen:

  • Mala calidad del sueño
  • Estado de ánimo deprimido
  • Dolor crónico
  • Baja actividad física
  • Falta de apoyo social
  • Otras afecciones médicas como la hipertensión arterial, el sobrepeso y obesidad, el tabaquismo y la diabetes.

Es importante descartar cualquier causa orgánica que pueda desencadenar la fatiga, como la anemia, las alteraciones del tiroides, las enfermedades cardiacas o problemas respiratorios como EPOC o apnea del sueño.

La actividad inflamatoria que desencadena la AR también puede contribuir a la fatiga, aunque en menor medida.

Evaluación de la fatiga

La fatiga es un síntoma difícil de medir. Existen múltiples escalas y cuestionarios de autoevaluación, pero no hay un consenso establecido sobre cuál es el mejor. En estas escalas, es importante evaluar la perspectiva del paciente acerca de la severidad subjetiva de la fatiga, la repercusión que supone para él y su habilidad para manejar la situación y adaptarse a ella

Tratamiento de la fatiga en la artritis reumatoide

El abordaje de la fatiga en la AR debe ser individualizado y tener en cuenta múltiples aspectos, como la intensidad de la fatiga, la actividad de la artritis, los demás síntomas asociados y el día a día de cada persona. Se deben considerar las preferencias del paciente, tomando las decisiones terapéuticas de manera compartida.

A continuación, se presentan algunas recomendaciones generales que pueden ser herramientas útiles para afrontar la fatiga:

Realizar actividad física moderada adaptada a las características de la persona y a la evolución de la enfermedad, evitando el sedentarismo. Se aconseja iniciar la actividad física de forma suave y regular, y gradualmente aumentar la intensidad, evitando sobreesfuerzos excesivos. El ejercicio supervisado puede ser una buena forma de animarse y empezar.

Conseguir un sueño reparador es un punto básico en el manejo de la fatiga, por lo que dormir un número adecuado de horas con una buena calidad de sueño es esencial. A la hora de dormir, se recomienda evitar la ingesta de sustancias y bebidas estimulantes, las temperaturas extremas y los estímulos ruidosos o luminosos. En caso de problemas de sueño importantes que no mejoren con las recomendaciones generales, se debe consultar con el médico para valorar opciones de tratamiento farmacológico para el insomnio. 

Recurrir a ayuda psicológica en caso necesario. Es normal que una persona con fatiga tenga emociones y sentimientos negativos, pero debe aprender a controlarlos para que no se cronifiquen y se conviertan en un problema añadido. Si es preciso, la terapia cognitivo-conductual, las técnicas de relajación o las entrevistas motivacionales podrían ser eficaces.

Intentar mantenerse activo a nivel laboral y procurar unas condiciones de trabajo óptimas (como tener una postura correcta o vigilar la distancia mínima entre la pantalla del ordenador y los ojos, entre otros).

Tomar de manera adecuada el tratamiento farmacológico prescrito para tratar la AR, pues es necesario el buen control del dolor y la inflamación articular para que no empeoren la fatiga. Es importante tomar la medicación prescrita por el médico y aplicar sus recomendaciones para obtener el máximo beneficio de los medicamentos y minimizar sus efectos adversos. También se debe asegurar un correcto control de los demás problemas médicos que se tengan.

Se debe seguir una dieta equilibrada. Aprender a comer de forma saludable y asegurar una correcta hidratación ayuda al mantenimiento de un peso adecuado, beneficioso para mejorar la sintomatología de esta enfermedad crónica.

El consumo del tabaco provoca numerosos daños en el organismo, entre los cuales está el empeoramiento de los problemas de salud asociados a la AR como la fatiga. En este contexto, dejar de fumar es esencial para la mejoría de este síntoma, así como para el control de la enfermedad.

En resumen, la fatiga es un síntoma que no depende principalmente de la inflamación de la AR, sino que se ve influenciada por muchos factores físicos, psicológicos, sociales y de la salud de la persona. Es imprescindible detectar estos problemas y abordar cada uno de ellos para poder conseguir una mejoría en la fatiga, y con ello una mejor calidad de vida.

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Bibliografía:

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