La vida tras un ictus​​​​ 

Tras sufrir un ictus es posible que el paciente conviva con distintas secuelas que, dependiendo del grado de afectación, pueden necesitar cuidados especiales. Resultará fundamental, en este punto, informarse sobre la mejor forma de llevarlos a cabo con instrucciones como las que ​​​​​​encontrarás en este enlace. Sin embargo, en ningún caso, y siempre que las secuelas lo permitan, el ictus debe marcar por completo la vida del paciente, ya que una sobreprotección por parte de sus familiares o cuidadores puede provocar que acabe desarrollando miedos como el de salir a la calle², mermando enormemente su calidad de vida. 

De hecho, se ha demostrado mediante múltiples estudios que mantener una vida social activa, adaptándola a la situación de cada persona, beneficia el estado ​​psicológico, lo que favorece la recuperación del paciente. ​​​​Si bien es cierto que en cada caso las secuelas serán distintas, será siempre primordial seguir los consejos del médico y dejarse guiar en las decisiones a tomar tras sufrir un ictus, como la posibilidad o no de seguir trabajando, la necesidad de adaptar la vivienda o el tipo de ejercicio más recomendable para cada rehabilitación. ¹ 

En este proceso, el de la rehabilitación, será primordial el autocuidado que mantenga la persona. Por ello, es importante que tome parte activa en su recuperación y mantenga la toma decisiones sobre su vida. Para conseguirlo, es necesaria la colaboración de familiares, amigos y cuidadores, que deben evitar caer en el infantilismo con el paciente, fomentando sus capacidades y animándolo a superarse.¹