La dermatitis atópica está viviendo, en estos momentos, una auténtica revolución, tanto en los tratamientos como en el conocimiento de la enfermedad. En dermatología, y en concreto en otras patologías, como la psoriasis, existe una trayectoria y un recorrido muy amplio de tratamientos específicos muy eficaces. Pero en el caso de la dermatitis atópica, los médicos a veces no encuentran siquiera qué alternativa terapéutica deben ofrecer con garantías y con eficacia a sus pacientes, que padecen día a día los síntomas más característicos de esta enfermedad: picor, rascado o insomnio, entre otros.
Los pacientes de DA sufren un impacto total en su día a día.El picor provoca trastornos en el sueño, además de las erosiones y heridas que aparecen tras el intenso rascado con el que trata de aliviar el picor, esta situación se convierte en un bucle y una molestia continua que, aunque las personas con DA terminan acostumbrándose, sigue haciéndoles sufrir. Una situación que muchos han tenido que soportar a lo largo de toda su vida, aunque, sin duda, para la mayoría de ellos la adolescencia ha sido la etapa más complicada de convivir con la enfermedad.
El alivio del picor suele ser la matriz del problema. Además, hay que tener en cuenta que la dermatitis atópica es una enfermedad crónica que va evolucionando con el tiempo y que no siempre es lineal o estable, sino que hay periodos de empeoramiento clínico, de brotes con estrés, cambios de estación o sin un desencadenante.
Afortunadamente, con los grandes avances científicos, los profesionales sanitarios cada vez pueden ofrecer mejores alternativas terapéuticas y conseguir devolver a los pacientes esa calidad de vida que tienen rota desde hace tiempo debido a su enfermedad. No obstante, en los casos de los pacientes con DA grave, aún existen necesidades que todavía no están cubiertas.
Para los profesionales sanitarios, la dermatitis atópica ha sido una enfermedad, hasta ahora, casi desconocida, por lo que han tenido que formarse de la noche a la mañana en qué consiste la patología, cómo se trata, el mecanismo de acción de los fármacos, cuáles son las expectativas de dichos tratamientos para poder transmitírselo a los pacientes, etc. Por eso, queda aún un largo camino por recorrer.
La información, explican los especialistas, ayuda en ambos sentidos. Por un lado, al paciente, que puede comprender mejor cómo funcionan los tratamientos. Por el otro, a los investigadores, que poco a poco van conociendo mejor la enfermedad, algo imprescindible para comprender cómo mejorar la vida de los pacientes.
En cualquier caso, la base es el conocimiento de los cuidados de la piel, independientemente de la gravedad o tipo de dermatitis atópica que tengan los pacientes. Los consejos para cuidar la piel son las duchas cortas, utilizar productos de higiene para pieles sensibles, uso de cremas hidratantes emolientes que sean nutritivas para devolver a la piel su barrera, evitar perfumes cuando aparece un brote, ya que pueden producir picor; utilizar ropa con fibras de algodón 100% y de color blanco (para evitar las sustancias químicas de los tintes), etc.
REFERENCIAS:
Intervención de especialistas:
Doctora Carolina Vila, dermatólogo en el Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez de Huelva.
OTROS CAPÍTULOS:
El bucle de la dermatitis atópica: Picor, rascado y problemas de sueño
