Espondilitis Anquilosante
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral, las cuales tienden a soldarse entre sí.
¿Qué es la Espondilitis Anquilosante?
Las espondiloartritis son un grupo de enfermedades reumáticas que se caracterizan por síntomas y causas muy parecidos entre ellas.
La más común de ellas es la Espondilits Anquilosante cuyo nombre deriva de dos palabras procedentes del griego, que de definen muy bien las características de esta enfermedad: «Espondilitis» significa inflamación de la columna vertebral y «Anquilosis» significa articulación rígida. Es decir, es una enfermedad crónica en la se inflama la columna vertebral y que en ocasiones causa la rigidez y pérdida de los movimientos de ésta.1
¿Qué causa la enfermedad?
El mecanismo por el cual se produce no está aún totalmente claro. Se sabe que existe una predisposición genética. Entre los genes implicados el más importante es el HLA-B27, presente en la gran mayoría de los pacientes con Espondilitis Anquilosante y con menor frecuencia en el resto de enfermedades del grupo de la Espondiloartritis.
Además de la predisposición genética se sospecha que algunos gérmenes del intestino pueden tener un papel importante en el desarrollo de la enfermedad.
¿Cómo se cura la Espondilitis Anquilosante?
Actualmente no existe ningún tratamiento capaz de curar defnitivamente la enfermedad.
Sin embargo, sí existen una serie de medicamentos eficaces y técnicas de rehabilitación que alivian el dolor y permiten una buena movilidad, con objeto de lograr una buena calidad de vida.
¿Cómo se trata la enfermedad?
Los medicamentos antiinfamatorios (AINE) consiguen disminuir e incluso suprimir la inflamación articular, aliviando de esta forma el dolor y permitiendo un adecuado reposo nocturno. Estos fármacos no producen habituación —el paciente no se «acostumbra» a ellos—, ni adicción, por lo que pueden tomarse en periodos prolongados de tiempo.
Sin embargo, las personas con antecedentes de úlcera de estómago o de duodeno, con problemas de riñón o cardiovasculares deberán tener más precaución con su uso.
Un pilar muy importante en el tratamiento de la Espondilitis Anquilosante es la rehabilitación permanente. Es decir, la realización de ejercicios físicos reglados y ejercicios respiratorios orientados a fortalecer la espalda, para evitar la rigidez y la pérdida de movilidad de la columna vertebral.
En algunos pacientes con Espondilitis Anquilosante con una evolución más importante y cuando se ven afectadas otras articulaciones además de la columna vertebral, puede ser útil la administración de sulfasalazina o metotrexato, generalmente asociada a antiinflamatorios. También están disponibles en la actualidad los llamados «tratamientos biológicos». Éstos son medicamentos potentes dirigidos específicamente a los componentes de la respuesta inmunológica que están interviniendo en la enfermedad. Los autorizados en el momento actual son los antiTNFalfa (infliximab, adalimumab, etanercept, certolizumab, golimumab) y un anti IL17 (secukinumab), aunque aparecerán otros nuevos en el futuro. Su reumatólogo le informará cuando están indicados y la diferencia entre cada uno de ellos.
La cirugía contribuye poco al tratamiento de la Espondilitis Anquilosante. Sólo, de forma ocasional puede ser necesaria la intervención quirúrgica sobre articulaciones muy dañadas que tengan una movilidad muy escasa (fundamentalmente la cadera).2
¿Es beneficiosa una dieta sin gluten o almidón?
Como hemos dicho se se sospecha que algunos gérmenes del intestino pueden tener un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. No se conoce con exactitud que gérmenes pueden desencadenar la inflamación. No se ha demostrado que una dieta específica para evitar el crecimiento de estos microorganismos o un tratamiento antibiótico para eliminarlos, sea capaz de curar la enfermedad.1
Espondilitis anquilosante y deporte
La práctica deportiva que permita la extensión de la espalda, y que mantenga la movilidad de los hombros y caderas, es muy recomendable. En este sentido, la natación es el mejor ejercicio. Con ella se ejercitan de una forma equilibrada todos los músculos y articulaciones de la espalda, susceptibles de lesionarse por la enfermedad.
Se deben evitar los deportes y ejercicios de contacto y colisión física, por la posibilidad de traumatismo articular y óseo.
1 - Linares Ferrando, J.L. Aprendiendo a convivir con la artritis psoriásica.Unidad de Investigación (UI). Madrid. Sociedad Española de Reumatología . 2016.
2 - Espondiloartritis anquilosante. Sociedad Española de Reumatología. Páginas 4 y 5